jueves, 29 de mayo de 2014

Un discurso político esperanzador

La falta de conciencia de clase, el desinterés y la mala formación política han creado una crisis política aguda en la República Dominicana que imposibilita el surgimiento de un proyecto político de clase y por lo tanto, nos mantiene bajo el yugo de la burguesía. Por un lado está el proletariado, que al no poseer conciencia de clase , desconoce su rol como vanguardia de la revolución  y se desentiende de la política quedando a merced de los intereses de la burguesía, por otro están las masas que frente a su realidad social se ven obligados a entrar al juego del clientelismo político y  el populismo, y por ultimo, están las clases medias que, dada su condición de clase, ven la política no como un medio sino como un fin, pues su ignorancia les hace creer que administrando honestamente el Estado pueden acabar con la desigualdad social que aqueja al pueblo, obviando que la misma no viene dada por la mala administración del erario, sino más bien por la desigual distribución de las riquezas.

Lo ya expuesto, sumado al desastre cometido por los partidos mayoritarios, viste la política con un  aura de negatividad  que crea en el pueblo una  apatía y  un desinterés político que es claramente aprovechado por la élite para dar continuidad a su proyecto de clase. La élite,  a quien nunca veremos en campaña o apoyando directamente a un candidato, utiliza a los políticos como alfiles de guerra para mantener sus privilegios de clase y de paso hacer creer al pueblo que su condición social y económica es fruto del desastre político del gobierno de turno.

Aquí entra al campo de juego la ardua tarea que tiene por delante la izquierda y su discurso. Es innegable que si pretendemos lograr cambios reales debemos hacer que la clase obrera y las masas se ideologicen y se politicen. Pero no organizarse bajo las condiciones de juego del sistema; la burguesía ha creado un sistema basado en sus reglas y sus métodos, el cual siendo objetivos, no está creado para la prosperidad de las mayorías, de ahí que debemos tener presente que, las masas deben organizarse, pero no bajo el manto politiquero burgués, sino bajo la ideología del partido obrero y hacia allá debe encaminarse nuestro discurso.


Debemos tener un discurso diferente a los partidos tradicionales, un discurso que cree conciencia de clase, que haga cambiar el sentimiento derrotista que hay en los oprimidos y que muestre una luz al final del túnel. Un discurso que les haga ver su realidad y que mediante la formación y la criticidad,  el pueblo se dé cuenta que los males padecidos, no son  fruto de la casualidad, sino de los intereses de la burguesía,  y que su realidad puede cambiar, en fin,  las masas necesitan de un discurso político esperanzador.

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