miércoles, 17 de enero de 2018

La contrarreforma al Código de Trabajo otra vez sobre la mesa

La burguesía dominicana por medio de sus organizaciones como la Confederación Patronal de la República Dominicana (COPARDOM), el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), entre otras organizaciones y asociaciones de los patronos dominicanos, pretenden arrebatarle a la clase trabajadora los pocos derechos que ha conquistado.
No les parece suficiente a los patronos dominicanos y al Estado, con pagar a la clase trabajadora salarios que, ellos mismos admiten, sólo cubren en 33% o menos de la Canasta Básica, es decir, que apenas alcanzan para adquirir un tercera parte de los bienes y servicios imprescindibles para reponer sus energías y continuar con sus labores productivas, sino que ahora quieren despojar a las personas asalariadas de nuestro país las escasas conquistas y derechos obtenidos con mucha sangre y sudor, como son algunos derechos y garantías contenidas en el actual Código de Trabajo de la República Dominicana.
Bajo la excusa de “actualizar y modernizar’’ el Código de Trabajo, la burguesía nacional y sus testaferros en el Estado se aprestan a modificarlo, con el claro objetivo de desmontar garantías como la cesantía y el preaviso, es decir, la compensación económica a trabajadores cuando son despedidos sin cometer falta y la notificación con dos semanas de antelación antes de ser despedidos.
Ante esta amenaza de la burguesía nacional y quienes en su nombre administran el Estado, la clase obrera dominicana debe responder con serios esfuerzos de organización y movilización que detengan, con la fuerza que da la unidad, este intento de despojar a los asalariados de sus derechos adquiridos.
Debemos iniciar nuestra resistencia clasista, con una amplia jornada de discusión, reflexión y educación entre los sectores asalariados, sobre los derechos laborales y la urgente necesidad de organizarnos para defenderlos.
Este desafío nos encuentra en un momento de suprema debilidad, tanto por los altos niveles de corrupción y connivencia con los patronos dentro del escaso sector sindical, así como también por los bajos niveles de organización de la clase obrera dominicana y el casi absoluto desconocimiento de nuestros derechos.
Ante la debilidad y dispersión en que este reto nos encuentra, los asalariados dominicanos debemos encontrar nuevas formas de organización, más generales y creativas, que no se limiten a la organización dentro de las empresas en que trabajemos para evitar represalias que aborten el proceso en su fase inicial.
Si la organización dentro de las empresas resulta altamente difícil y riesgosa, debemos organizarnos en torno a nuestros intereses generales para desde ahí y una vez fortalecidos por la unidad, continuar con la organización interna dentro de nuestros lugares de trabajo.
La voracidad de los patrones dominicanos al buscar despojar a la clase obrera del país de los pocos derechos que posee en la actualidad, con la excusa de reformar el Código de Trabajo, representa a la vez una gran oportunidad para que los asalariados y asalariadas nos unamos y nos organicemos.

Esta amenaza que acecha a la clase obrera dominicana podemos convertirla en una pesadilla para nuestros enemigos de clase, si, con inteligencia, paciencia y astucia, aprovechamos el escenario creado por nuestros explotadores para acumular fuerzas, compartir experiencias y crear una sólida organización de trabajadoras y trabajadores.
La clave consiste en no dejarnos confundir con luchas y discusiones sobre asuntos que en nada aportan a la unidad de los explotados y explotadas, y concentrarnos en unificarnos bajo la consigna actual de la defensa de los derechos laborales contenidos en el Código de Trabajo, tales como la cesantía, el preaviso y el fuero sindical.
Los patrones pretenden confundirnos y dividirnos con el caramelo envenenado de que los derechos antes mencionados seguirán vigentes para quienes están actualmente empleados, y que sólo afectará a los nuevos empleados contratados por ellos, pero, cualquiera de nosotros podría en el futuro cambiar de empleador y ser para el caso, una persona con nuevo contrato.
Ahora que la patronal y sus lacayos en el Estado han puesto la reforma al Código de Trabajo sobre la mesa, debemos estar alerta e iniciar un plan de acciones que vayan de los simple a lo complejo, de lo pequeño a los grande
Unión de Asalariadas y Asalariados -UNIDA-

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