La clase obrera de nuestro país no ha
tenido un proceso de desarrollo fácil, ha padecido no sólo la explotación e injusticias propias del capitalismo,
también padece aquellas que son el resultado de un modelo dependiente de dicho
sistema.
Además de
la resistencia de los patrones a permitir la organización de sus empleados,
conscientes como son de que en la unidad los trabajadores encuentra su fuerza,
los asalariados de nuestro país han encontrado en la vocación anti democrática
de la mayoría de los gobiernos de nuestra historia republicana, un freno más a
sus posibilidades de organización y lucha por sus intereses de clase.
La organización de la clase obrera en el
país, es pues, la tarea principal de los trabajadores y trabajadores en la
República Dominicana, sólo ello le permitiría a nuestros asalariados y
asalariadas luchar efectivamente para preservar los escasos derechos que posee
en el sistema vigente, ampliar los mismos y luchar por sus intereses
estratégico de clase: la abolición de toda explotación de clase como condición
de eliminar la explotación sobre sí misma.
En nuestro país,
y especialmente en las organizaciones de izquierda, lo urgente suele siempre
desplazar a lo importante, es por ello que ante las frecuentes coyunturas de
nuestra accidentada historia, las
organizaciones que dicen luchar por la construcción de una sociedad socialista,
han dejado de lado la importante tarea de organizar y educar a la clase obrera,
para enfocarse en la organización de cualquiera que muestre cierto activismo
social y/o político, sin importar a cual clase social pertenezca y dejando de lado a quienes deben ser la
columna vertebral de una sociedad socialista: los asalariados y las
asalariadas.
Es hora ya de
tomar el toro por los cuernos: es el momento de asumir la tarea pendiente de
organizar a la clase obrera en nuestro país como medio para lograr verdaderos y
duraderos cambios en nuestra sociedad. Sólo organizado el proletariado es
fuerte y exitoso.
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