miércoles, 2 de abril de 2014

La comuna de París: un reflejo en las revoluciones de Chile y Venezuela

El 18 de marzo empezó la guerra civil en Francia entre los comuneros de París y el gobierno de Versalles. A pesar de la inconsciencia proudhonista y blanquista, la clase obrera desarrolló el instinto de clase. El balance inicial deja al descubierto la falta de organización y la ausencia de un partido. Entre las enseñanzas de la Comuna de París, está la organización independiente del proletariado.

Carlos Marx advirtió a los obreros franceses en 1870, que la insurrección armada sería una locura, sin embargo, en abril de 1871, reconoce el carácter popular y de masas del movimiento, y dice que este acontecimiento marca un paso adelante en el movimiento revolucionario mundial. Señaló dos errores del movimiento: que no emprendió “inmediatamente la ofensiva contra Vesalles’’ y que la dirección “renunció demasiado pronto a sus poderes”, desmovilizando a las masas. Lenín señala que “Marx sabía apreciar también el hecho de que hay momentos en la historia en que la lucha desesperada de las masas, incluso por  una causa sin perspectiva, es indispensable para los fines de la educación ulterior de estas masas y de su preparación para la lucha siguiente. ’’

Para Lenín, el haberse juntado tareas como “el patriotismo y el socialismo, constituyó el error fatal de los socialistas franceses’’. Señala dos errores que echaron a perder los frutos de la brillante victoria, primero: “el proletariado se detuvo  a mitad del camino… se puso a soñar con la entronización de la justicia suprema, no se apoderó de instituciones como por ejemplo el banco; el segundo error: consistió en la excesiva magnanimidad del proletariado: en lugar de exterminar a sus enemigos, que era lo que debía haber hecho, trató de influir moralmente sobre ellos, permitiendo que el gobierno de Versalles reuniese las fuerzas tenebrosas y se preparara para la semana sangrienta de mayo.”





El reflejo de la Comuna de París de 1871 está en que la revolución chilena puso de manifiesto los
puntos débiles, las contradicciones del desarrollo pacífico. Tres años de desarrollo del proceso revolucionario en Chile, demostraron que en determinadas etapas, en determinadas situaciones, la genuina movilización de las masas entra inevitablemente en contradicción con la observancia de la letra y el espíritu de las leyes burguesas. Sin la labor creativa revolucionaria de las masas es inconcebible una auténtica revolución del proletariado. La situación corriente en Chile entre 1972-1973, resultó muy nociva para la revolución: los derechistas, los fascistas, violando todas las normas de legalidad, cometían arbitrariedades en las calles. Si toda la tarea de la lucha real contra la reacción se encomienda a los órganos primitivos del Estado, con ello se debilitan los músculos del movimiento de masas, el sentido de responsabilidad y de vigilancia, se acrecienta la pasividad política. Toda verdadera revolución presupone la creación de organismos de movilización de masas.

El problema de la vía pacífica reside en la correlación de fuerzas. La vía pacífica, desde el principio hasta el final, es posible (aunque no está garantizado) solamente cuando es aplastante la primacía de las fuerzas revolucionarias.

Hacemos este análisis a propósito de la crisis en Venezuela y la conmemoración del 143 aniversario de la insurrección obrera de la comuna de parís en 1871.




chisparrevolucionaria@gmail.com

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