sábado, 30 de agosto de 2014

El problema de las tareas políticas (2 de 3)

   El incremento de la crisis en la base tradicional de la estructura socioeconómica y política del sistema capitalista, se produce por las contradicciones internas de las luchas inter-burguesas y por la resistencia de las clases explotadas y oprimidas; la crisis incrementa el derrumbe del capitalismo imperial, pero la crisis por sí sola, no provocará el derrumbe final del capitalismo, a este hay que darle para derribarlo, y hoy, los trabajadores no tienen en su seno a sus naturales dirigentes para desplazar al sistema burgués.

    La crisis estructural que sacude al sistema y al bloque dominante nacional, expresa el agotamiento del capitalismo dependiente y subdesarrollado. El capitalismo no tiene respuestas a los problemas sociales, estos se multiplican, su crisis se incrustó en la estructura socioeconómica y política, pero para poder derrumbar el sistema capitalista, la clase obrera tiene que organizar la alternativa junto a los explotados.

     La dispersión, la desmovilización de la izquierda, evadir hacerse la auto-critica revolucionaria, han incapacitado al movimiento de ser la alternativa del bloque explotado. Vicios como el subjetivismo y el oportunismo son trabas para dirigir consecuentemente el proceso. Otros con la enfermedad infecciosa ultra-izquierdista llegan al delirio desarrollando la tradicional visión catastrófica, inmaduros en el pensar creen que la revolución esta al doblar de la esquina, delirando por su infección, entienden que con cualquier escaramuza huelgaria, harán la guerra social; hay otros en las gradas, desarrollando la concialición de clases para ver pasar el funeral enemigo, pero lo que no comprenden es que la crisis capitalista, en particular, la crisis dominicana, debe ser confrontada con la dialéctica de la lucha de clases, junto a la disposición de lucha de las masas, y no con el método foquista aventurero-militarista-urbano.

   El tradicional inmediatismo y la visión catastrofista en sectores de izquierda, por ser subjetivos y no orientar con objetividad la lucha de clases, facilitan condiciones al enemigo; su visión política se basa en el desorientador y desesperado ultra izquierdismo, común en la psicología pequeña burguesa, sin poder distinguir cuando hay condición pre-revolucionaria o haya base para la transformación social. La crisis que bate el derrumbe capitalista, no puede estar dentro de un esquema de catástrofe; pero el pensar cándido voluntarista, los lleva a creer que un reducido grupo, con el método foquista social urbano, abriría pasos al proceso revolucionario, siendo un error pueril y una falsa visión seudo-revolucionaria, aíslan el arrojo verdaderamente revolucionario del proletariado y la disposición de lucha de las masas.

   Se nos ha querido hacer creer que con la imposición del neo-liberalismo y la globalización se disolvió el estado-nación, las clases sociales, los conceptos marxistas, y que hoy, en la lucha política, predominan  nuevos sujetos sociales, esto es manipulación ideológica de derecha y de la izquierda infantil. La realidad es que con el neo-liberalismo y la globalización, sigue existiendo el capitalismo y por consecuencia la lucha de clases, y que, la contradicción fundamental en la sociedad capitalista se produce entre burguesía y proletariado. El proletariado sigue como la expresión social de clase más revolucionaria en este sistema.


   Juan Isidro Jiménez Grullon planteó que “la tarea del movimiento no podía ser otra sino la fundación de un partido marxista-leninista de los trabajadores, y que la vía o el paso previo para alcanzarla era el desarrollo de una conciencia anti-capitalista en las masas oprimidas y explotadas”, en Nuestra Falsa Izquierda. 1980, página 8. Las direcciones, por sectarias, hicieron oídos sordos, 34 años después, sigue la dispersión orgánica que impide a la clase obrera y a sus aliados tener su proyecto alternativo de clase.

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