jueves, 27 de noviembre de 2014

Diversidad y Respeto

 La diversidad es una realidad innegable en la naturaleza y la sociedad humana, somos tantas y de tantas formas quienes la componemos que deben ser reconocidos los derechos de todas las personas, garantizándoles igualdad de oportunidades sin importar su género, orientación sexual,  creencias, origen ni color de piel.

No puede haber armonía social  ni avance integral allí donde una parte de las personas que componen esa sociedad son tratadas como parias, como leprosas morales a las que se les puede limitar sus derechos y hacerlas objeto de burlas e insultos basados en prejuicios.

De alguna forma, en algún aspecto de nuestro ser natural o social formamos parte de alguna minoría, de un segmento especial dentro del conglomerado humano y/o social, por lo tanto, discriminar es contrario a nuestros propios intereses como personas, como individuos.

No es un secreto que en nuestra sociedad las personas con preferencias sexuales diferentes son marginadas, discriminadas, explotadas, oprimidas y muchas veces, asesinadas. El Estado las discrimina como tal: no les reconoce sus derechos como individuos; son discriminadas también en lo político y en lo laboral.

Pese a que hay muchas personas  homosexuales en el empresariado y la política, estos en vez de propiciar un respeto a la diversidad prefieren ocultar sus preferencias jugando a la familia tradicional, aunque con ello no dejan de ser y sentir diferente. Como tabla de salvación se pliegan a una sociedad conservadora, incapaz de dar pasos de avance en este sentido.

Debemos luchar para que a las personas con preferencia sexual por su mismo sexo se les reconozca el derecho que tienen de formar una familia, adoptar, incluir a sus parejas en su seguro médico, derecho a trabajar y participar en política en igualdad de condiciones sin ser discriminadas ni ser objeto de burlas e insultos.

Pagamos impuestos sin importar nuestra preferencia sexual, para el seguro médico  se cotiza sin importar preferencias sexuales, a la hora de votar no se pregunta con quien prefieres acostarte, pero cuando los beneficiarios son homosexuales y quieren incluir a su pareja, se les niega su derecho a incluirlas, no pueden heredarlas, y aunque no formalmente, a la hora de optar por un puesto electivo son objeto de insultos y burlas.

Respeto para una sociedad adulta con preferencias sexuales diferentes que están en la capacidad de decidir con quien quiere estar y compartir su vida; respeto y orientación adecuada para una juventud con preferencias sexuales diferentes.


Un paso a la vez: somos parte integrante de esta sociedad. La revolución comienza desde adentro hacia afuera.

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