La
lucha de clases es un constante enfrentamiento y medición de fuerzas entre las clases
explotadas y las clases explotadoras que no siempre se da de forma consciente o
abierta y, casi siempre, en principio, se da de forma solapada y defensiva.
El
escenario principal de la lucha de clases es el plano económico, pero no se reduce
a ello, se extiende a todos los demás aspectos de la vida social y sobre todo
en la cultura, donde se manifiesta en el desprecio impuesto por las clases
explotadoras a toda manifestación cultural de las clases explotadas las que suelen ser señaladas
como característica de ignorancia y/o maldad.
De
reacciones espontáneas, esporádicas y
defensivas, las clases explotadas u oprimidas van, poco a poco, fruto de sus
propias experiencias de lucha, organizando y sistematizando sus ideas y sus
fuerzas, hasta que pasan a la ofensiva consciente.
Luchas
tan diversas como por aumento salarial, reducción de la jornada de trabajo,
esquivar el trabajo cuando no se está bajo supervisión o la defensa de los
elementos populares de la cultura, son manifestaciones de la lucha de clases,
unas conscientes y otras instintivas.
Podemos
usar algunos ejemplos de la lucha de clases en nuestra isla para ilustrar el
tema: la lucha de los aborígenes de nuestra isla contra los colonizadores
españoles y la lucha de los esclavos africanos contra los esclavistas.
Los aborígenes de la isla fueron, en principio, etnias oprimidas por los
españoles y obligadas a pagar un tributo anual, luego, con la instauración del
sistema feudal que aquí se denominó ‘‘encomienda’’, se inició su transformación
a su vez en clase explotada, y con ello se desató la lucha de clases.
Los aborígenes comenzaron su resistencia de forma pasiva, huyendo a las
montañas o suicidándose, pero a medida que se incrementaban los niveles de
explotación y opresión la lucha pasó a ser activa y ofensiva, manifestándose en
las sublevaciones, la más importante de las cuales fue la de la sierra del
Bahoruco, encabezada por Enriquillo. Desde estos enclaves de sublevados pasaron
a la ofensiva y las recuperaciones o expropiaciones a los explotadores.
Otro tanto pasó con los africanos traídos a la isla para esclavizarlos: su
primera reacción de resistencia, vale decir de lucha de clases, fueron las
huidas individuales y temporales a las montañas, con el tiempo pasaron a las
sublevaciones colectivas, cada vez más numerosas y ofensivas, con derrotas
temporales y traiciones, pero el desenlace final fue una revolución
antiesclavista triunfante casi trescientos años más tarde en la parte occidental de la isla: el primero
de enero de 1804 se proclama la independencia de Haití, una república compuesta
y gobernada por los antiguos esclavos de los franceses.
Hubo en algún momento de sus respectivas luchas de clase, alianzas entre
los explotados y oprimidos, vale decir entre los aborígenes y los africanos
esclavizados en la isla para enfrentar a los opresores y explotadores comunes,
una característica constante en la lucha de clases que debemos aprender y tener
siempre en cuenta.
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Santiago, República Dominicana.
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