domingo, 1 de marzo de 2015

Inmigración haitiana y lucha de clases en República Dominicana


En República Dominicana vive una alta población de inmigrantes haitianos que se han visto forzados por motivos económicos y políticos a abandonar su país natal.

   Con la vasta comunidad haitiana residente en el país compartimos cotidianamente nuestros barrios, lugares de trabajo, medios de transporte, centros comerciales, hospitales, entre otras cosas.

   Los problemas que afectan a la población dominicana son los mismos que enfrenta día a día la comunidad haitiana residente en República Dominicana: carestía de los alimentos, inseguridad, servicios públicos deficientes, bajos salarios, entre otros.

     A los males que ambas comunidades padecemos por igual, la comunidad haitiana como parte de la clase obrera dominicana y a la vez el eslabón más débil de la cadena de oprimidos, le suma los constantes abusos a que son sometidos por su condición de inmigrantes, la mayoría indocumentados: no se les incluye en el sistema de seguridad social, sus derechos laborales les son negados, no tienen vacaciones, no gozan de cesantía ni bonificación.

    La comunidad haitiana es el chivo expiatorio para una buena parte de los males que padecemos, de ahí que cualquier incidente entre personas de ambas comunidades se vea convertido, por los prejuicios raciales y sociales promovidos y difundidos por los sectores económicos que se lucran, en un enfrentamiento entre ambos pueblos.

    Las condiciones de vida de la inmigración haitiana no son muy diferentes  a las de los nacidos en este lado de la isla llamado República Dominicana, y la responsabilidad de su miseria y explotación recae sobre la misma clase social de este o aquel lado de la frontera imaginaria. Son comunes nuestros enemigos y también lo son nuestras luchas.

    Como marxistas entendemos que la clase obrera no tiene patria. En las condiciones actuales exigimos plena libertad de movimiento de la clase obrera así como el capital tiene plenos derechos de moverse hacia donde más beneficios obtenga; plenos derechos de ciudadanía para toda persona migrante.
     La clase obrera es una sola independientemente de su origen nacional, del color de su piel, de su género, de su idioma. Nuestra carta de triunfo es la unidad en nuestras luchas contra toda forma de explotación y opresión. 

¡Unión, organización y lucha! 

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