Nació el cuatro de diciembre de 1922 en Guayabo Dulce, Hato
Mayor, hijo de María Juana Mojica y Eduardo Soto. En 1942 ingresó al gremio de
braceros del Ingenio Consuelo. Cuatro años más tarde se integró a la gran
huelga azucarera que dirigió el líder obrero Mauricio Báez, lo que le mereció
persecución y encierro durante el trujillato.
En la guerra de abril peleó en el Comando de POASI donde vio
caer a muchos de sus compañeros. Al concluir la contienda se incorporó al
Sindicato de Trabajadores Portuarios de Arrimo (POASI) donde desempeñó todas
las funciones establecidas, desde mensajero hasta los más altos cargos.
La lucha por el control del puerto de Santo Domingo entre POASI
y STAPI, esta última creada por el gobierno de Donald Read Cabral, hizo de
Barbarín un auténtico líder que causó recelos en instancias gubernamentales y
que se agudizaron en los gobiernos balagueristas de los 12 años. Balaguer ordenó
ocupar militarmente el local de POASI y tras cuatro años fue devuelto a sus
verdaderos dueños, los obreros portuarios.
“Vivía en Villa Duarte en una casa indigente, como vivo yo, pero
dentro moraba un hombre que tenía el corazón más grande”, exclama Jorge Puello.
Barbarín Mojica dejó varios hijos fruto de diferentes uniones.
Doña Mercedes, también de Hato Mayor y emparentada con Barbarín, recuerda al que
fue desaparecido y que ella asegura fue encontrado descuartizado en Haina,
Rafael Mojica Valenciano; a María, Teresa, Francia y Milagros Mojica Sánchez; a
Carmen Yolanda Figuereo y a Luisa Mojica. Con ella procreó a Paula y a Eduardo.
De su compañero destaca que “nunca se vendió. Balaguer le mandó un cheque en
blanco, se lo devolvió, le ofreció yipeta, casa, de todo, y nunca aceptó nada”.
El cadáver fue encontrado debajo del puente Ramón Matías Mella,
dentro de un hoyo, con su boina negra y su reloj a un lado, pero calzando sus
sandalias de siempre.
Hay calles denominadas Barbarín Mojica en Hato Mayor, San Pedro
de Macorís, y en Santo Domingo en los barrios Guachupita, Los Alcarrizos,
Guaricano y Villa Duarte. También el salón de conferencias de la Caja de
Pensión para Obreros Portuarios lleva su nombre. Fue un hombre que supo defender a este pueblo, que
sólo creía en el pueblo, que vivió permanentemente exaltando las figuras de
Mauricio Báez y de todos los grandes líderes obreros del país.
¡Gloria eterna al camarada Barbarín Mojica, digno hijo de la clase obrera!
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