Este primero de diciembre, La
chispa cumple dos años de publicación ininterrumpida, exponiendo
la posición ideológica del marxismo revolucionario entre las personas
explotadas y oprimidas, y entre militantes de izquierda.
Tal y como fue concebido y diseñado, este
humilde medio de comunicación ha estado dando la batalla ideológica entre
quienes aspiran a cambios estructurales en nuestra sociedad, aportando en la
medida de su modesto alcance y posibilidades, a la clarificación de los
objetivos estratégicos de quienes aspiramos al socialismo como sistema integral
de organización de la sociedad humana.
Para quienes concebimos este medio como una
herramienta en la lucha revolucionaria como parte de un plan integral, que
incluye además la formación política-ideológica y la organización de las
personas explotadas y oprimidas y/o con sensibilidad social y simpatías por los
cambios revolucionarios, no sólo el contenido de este medio educa, clarifica,
provoca y motiva, sino que decidimos que el medio en sí, su publicación, debía
representar un rompimiento con los vicios que han padecido las organizaciones
de izquierda en el país. La sistematicidad y puntualidad de la publicación
mensual, cada primero de mes, de La chispa, rompe con la irregularidad,
falta de planificación y previsión y la improvisación características de la
izquierda pequeñoburguesa local, y demuestra en la práctica que se puede
desarrollar un trabajo serio, coherente, sistemático, planificado y
disciplinado, aun cuando es una tarea asumida por un reducido número de
personas y con muy pocos recursos materiales y económicos.
El secreto de la permanencia y sistematicidad
de La chispa radica en que quienes la
financiamos, editamos y distribuimos, sólo nos damos tareas después de evaluar
nuestras prioridades y posibilidades y las ajustamos a esas necesidades y
posibilidades sin pretender embarcarnos en aventuras y metas inalcanzables para
la etapa en que nos encontramos.
La chispa es un
heraldo de la revolución.
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