La sociedad dominicana está en medio de una
campaña electoral, a menos de tres meses para que se celebren las elecciones
generales a nivel presidencial, congresual y municipal, casi toda actividad en
el país gira en torno al venidero torneo electoral: las actividades faranduleras,
pasando las deportivas, culturales, gremiales, hasta las económicas, educativas
y reivindicativas, están impregnadas de ese tufo nauseabundo que genera un
proceso electoral en el que no se debaten los problemas sociales, sino quienes
dispondrán del erario para beneficio suyo y de sus allegados.
Desde todos los litorales nos bombardean con
propaganda y publicidad sobre las virtudes de sus candidatos y los defectos de
los contrarios. Los espadachines a sueldo (o aspirantes a serlo en un
hipotético nuevo gobierno) de los
diferentes partidos en pugna por el erario, hacen lo indecible por convencernos
de lo “trascendental’’ de este proceso electoral, se desviven por persuadirnos
de que en él se juega el futuro de nuestra sociedad, valiéndose de todo tipo de
argumentos como parapeto para ocultar lo que en verdad se juega en el próximo
certamen electoral.
No obstante esos obstinados esfuerzos,
cuando, brevemente, cesa el ruido de la alcahuetería electorera, nos
encontramos en que ni uno sólo de los grandes problemas que padece nuestra
sociedad está siendo debatido, que no hay propuestas ni entendimiento de los
males estructurales que nos aquejan, que gane quien gane, que pase lo que pase,
la situación de la inmensa mayoría no cambiará y si lo hace sería para mal.
Lo que está en juego en las elecciones
venideras, salvo en contadas candidaturas, es el futuro económico y político de las hordas que se disputan el
erario.
El futuro de la inmensa mayoría de la
sociedad dominicana está en juego en el día a día, en la capacidad de organizar
las clases explotadas y sectores oprimidos para luchar efectivamente y
exitosamente por la conquista de sus reivindicaciones y derechos, y, sobre esa
organización y lucha, transformar integralmente las estructuras de nuestra
sociedad para el bienestar colectivo.
Que mala suerte tenemos los dominicanos en estas elecciones con 2 opciones capitalistas neoliberales que solo benefician a los ricos del pais. Por eso los pobres no tenemos vela en ese entierro de las elecciones de Mayo. Las elecciones solamente sirven y benefician a la gente que esta muy bien economicamente
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