El pasado 18 de marzo se conmemoró el
145 aniversario del comienzo de la Comuna de París, acontecimiento en que la
clase obrera francesa derrocó al poder establecido y se embarcó en un ensayo de
construcción de una sociedad post capitalista dirigida por el proletariado.
La experiencia de la Comuna de París
fue de corta duración, se extendió por unos dos meses, del 18 de marzo al 28 de
mayo de 1871, pero sus enseñanzas han servido para tener una mejor idea del
tipo de sociedad que construirá el proletariado una vez derrotada la burguesía
y sus aliados.
Tan relevantes fueron las enseñanzas
prácticas de la Comuna de París que sirvieron al mismo Karl Marx para revisar y
enriquecer su teoría sobre la lucha de clases y la futura sociedad socialista.
Aunque después de este acontecimiento
histórico que marca la real potencialidad revolucionaria práctica del
proletariado ocurrieron otros que enarbolaron la bandera del socialismo y la
clase obrera, ninguno ha superado en profundidad revolucionaria y genuino
protagonismo del proletariado a la Comuna de París.
Pero las enseñanzas de la Comuna de
París no son sólo en el sentido de lo que debe ser un proceso revolucionario
genuinamente obrero, sino también en cuales errores no se deben repetir para
evitar el lamentable desenlace que tuvo este significativo acontecimiento
histórico.
La magnanimidad de los revolucionarios
parisinos para con sus adversarios fue un error que trajo como consecuencia que
la Comuna fuera aplastada dos meses después, y la reducción del proceso a la
ciudad de París, experiencia algo parecida a la de la guerra de abril de 1965,
cuando se limitó el proceso a la capital dominicana con iguales consecuencias.
Según Karl Marx en su análisis
de la Comuna de París en La guerra civil en Francia “La Comuna ha demostrado, sobre todo que la clase
obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y
ponerla en marcha para sus propios fines, debe
destruir esa maquinaria y
sustituirla por una nueva forma de organización social acorde con sus
objetivos.”
Después del triunfo
de de la revolución bolchevique en Rusia, la Comuna de París dejó de ser el
modelo a seguir por las organizaciones políticas que luchan por el socialismo:
las grandes enseñanzas de ese efímero y fracasado intento revolucionario fueron
sustituidas por la forma de organización de la revolución triunfante.
Si bien es cierto que
el modelo soviético tomó del ejemplo de la Comuna de París algunas formas de
organización social, no menos lo es que la esencia humana y revolucionaria (en
el sentido de crear lo nuevo y negar el pasado) del intento revolucionario
parisino de 1871, no estuvo presente en la experiencia Rusa iniciada en 1917.
Es imprescindible
volver a la esencia humanista y revolucionaria, proletaria e internacionalista
de la Comuna de París como modelo de la sociedad socialista que aspiramos a
construir. Sólo así recuperaremos la capacidad de apasionar a las masas explotadas y oprimidas y
ganaremos de nuevo el respeto de amigos y enemigos por modelo de sociedad que
promovemos como sustituta del actual caos generador de desigualdad y opresión
que es la sociedad capitalista basada en la explotación de mano de obra
asalariada.
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