domingo, 1 de mayo de 2016

Posición del Partido Comunista sobre las elecciones del 15 de mayo

Las elecciones son una forma de participación y toma de decisiones colectivas que ha venido desarrollando y perfeccionando la sociedad humana desde tiempos tan remotos como la etapa tribal. Desde muy temprano las comunidades se reúnen y discuten acciones y procedimientos en beneficio de la colectividad.

El actual modelo de elecciones generales (limitado en principio a personas adultas de sexo masculino y con determinada cantidad de propiedades) desarrollado por la burguesía como medio de neutralizar y derrotar por razones de cantidad a nobleza feudal, ha sido ampliado y profundizado por las sociedades humanas en sus luchas por conquistar derechos para la mayoría.

En muchas de nuestras sociedades ese derecho a la participación igualitaria en la elección de los gobernantes ha sido conquistado a un alto costo de sangre y lágrimas.

La actual forma de gobierno  de democracia representativa, sustentada en el modelo de elecciones generales para escoger a los gobernantes, fue pensada y desarrollada para permitir el dominio de clase de la burguesía sobre las demás clases cuyos intereses le son contrarios, y es por ello ideal para el mantenimiento del sistema social, político y económico imperante.

Sin embargo, que el actual modelo de elecciones generales haya sido concebido ex professo para facilitar y sostener el dominio de la burguesía sobre sus clases antagónicas, no implica que éste no pueda ser utilizado con provecho por las clases que combaten la organización social vigente, y valiéndose de él, puedan avanzar sus agendas.

Lo realmente relevante es determinar objetivamente los límites y posibilidades del modelo de elecciones generales en la lucha de clases contra la burguesía.

La historia humana nos enseña que no ha habido transformación social estructural que no haya sido el fruto de una encarnizada lucha de clases que desemboca en guerra civil entra las clases antagónicas y sus aliados, por lo tanto,  esto nos indica que si lo que perseguimos son cambios estructurales en la organización social, no será por medio de las elecciones generales como llegaremos hasta ellos, aunque éstas puedan allanar el camino por medio de cambios y ajustes en la correlación de fuerzas entre las clases en pugna.

Teniendo claro los límites de las elecciones generales como herramienta en la lucha de clases, podemos pasar a reflexionar sobre cuáles beneficios podemos obtener del uso de este modelo en la lucha política.


El primer beneficio que puede obtenerse en la lucha de clases del modelo de elecciones generales, es poder llegar con nuestro programa revolucionario a un auditorio amplísimo que potencia el impacto de nuestra propaganda y podría facilitar la organización masiva de las personas explotadas y/u oprimidas.

Otro beneficio que se puede obtener de las elecciones generales es la posibilidad de medir nuestras fuerzas y el impacto de nuestra labor educativa y de propaganda, al poder cuantificarla por la cantidad de votos obtenidos en unas elecciones determinadas.

El obtener puestos en el congreso y las salas capitulares nos permitiría, primero, tener un escenario que permita llevar nuestro mensaje de denuncia y cuestionamiento al sistema vigente más personas de las masas explotadas y/u oprimidas; segundo, impulsar desde esos espacios de toma de decisiones reformas que allanen y faciliten nuestra actividad política de lucha de clases y que ayuden a cambiar la correlación de fuerzas con respecto a nuestros enemigos de clase.

En la actual coyuntura los comunistas, por ejemplo, no tenemos posibilidad de participar provechosamente ni envolviéndonos en el actual proceso electoral ni objetándolo, esto así porque no hemos desarrollado una labor de organización que nos permita incidir si quiera mínimamente en las masas explotadas y oprimidas, lo cual hace que cualquier postura que asumamos, sea insignificante e indiferente a esas masas.

Nuestra postura correcta en este momento, es pues, seguir impulsando aquellas pequeñas cosas que nos permitan ir incidiendo en esas masas aun sea microscópicamente, para ir mejorando nuestra posición en la correlación de fuerzas.

Desde el Partido Comunista creemos, sin embargo, que no es honesto ni objetivo ni racional, objetar TODO el proceso electoral y sus actores y actrices, pues hay honrosas excepciones entre las candidaturas que se presentan en el próximo torneo electoral en nuestro país, las cuales, siendo objetivos, no podemos menos que reconocer que serían una ganancia para las fuerzas del cambio si lograran ganar esas posiciones electivas, puesto serían sin dudas aliadas en nuestras luchas por cambiar la correlación de fuerzas y voces con mayor audiencia para propagar nuestros cuestionamientos al actual sistema y nuestras propuestas de cambio.

Entre quienes se postulan a las distintas posiciones el 15 de mayo, hay mujeres y hombres de reconocida trayectoria en defensa de las personas explotadas y/u oprimidas, que nos han acompañado y nos acompañan en casi todas nuestras luchas.

Estas personas no son candidatas del Partido Comunista ni participan en el proceso electoral con un programa revolucionario, pero tanto por su historial de lucha y sus propuestas sintonizan con algunas de las tareas que tenemos en nuestro batallar por la revolución social, ejercen esas personas la función de denuncia y cuestionamiento al sistema vigente y las propuestas de reforma que plantean van en consonancia con nuestros intereses estratégicos de clase.

A esas personas apoyamos abiertamente como comunistas y estimulamos a las pocas personas sobre las que podamos incidir a que le den su apoyo activo y militante con su voto en aquellos lugares donde se postulan, todo ello sin dejarnos embriagar por las ilusiones electoreras que se tragan a buena parte de la izquierda local.

En esta coyuntura, apoyamos lealmente a las personas aliadas que se postulan sin distraernos del trabajo estratégico por la revolución socialista.

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