miércoles, 30 de noviembre de 2016

Si siguen apretando la tuerca, se puede correr la rosca


Desde antes de las elecciones generales el gobierno viene hablando de una  nueva reforma fiscal que trató de impulsar bajo el eufemismo de Pacto fiscal, quizás preparando el terreno para cubrir el despilfarro que planificaban hacer en la campaña electoral, y que, en efecto hicieron para hacer elegir al presidente repostulado y a los demás candidatos del oficialismo.

Una vez cerrado el traumático proceso electoral, el gobierno volvió a la carga con su plan de aumentar los ingresos del Estado, sin embargo, la resistencia del sector empresarial que aprovechó las querellas postelectorales de la oposición política para montarse en la cresta y poner al gobierno  a la defensiva, parecen haber disuadido al Poder Ejecutivo de impulsar el llamado Pacto Fiscal.

Viéndose con esa vía cerreda momentáneamente y necesitado de recursos para cubrir el déficit causado por el derroche clientelar durante la campaña electoral, el gobierno recurre a una recaudación impositiva de baja intensidad, que no genere resistencias mediáticas pues afecta básicamente al consumidor de  bienes y servicios, así, decenas de productos de la canasta básica han visto aumentar sus precios, de igual manera servicios de consumo obligatorio como transporte, energía eléctrica, agua, conjuntamente con algunos impuestos ocacionales.

Esa reforma fiscal de baja intensidad que viene aplicando el gobierno genera pocas resistencias inmediatas, tanto por el silencio conque se hace como por el sigilo metódico con que se va desarrollando, sin embargo, no dejará de provocar reacciones y resistencia en los sectores empobrecidos que ven disminuir aún más  escaso poder adquisitivo.

No tardará mucho sin que las mayorías afectadas por este paquetazo fiscal de baja intensidad se percaten de la causa en la reducción de su poder adquisitivo y para que empiecen a socializar su malestar en en colmados, conchos y cualquier lugar donde converjan, y de ahí habrá de surgir algún tipo de respuesta colectiva a esta política hambreadora del gobierno.

A esta política empobrecedora que desarrolla el danalismo gobernante, se le suma el puñado de contrarreforemas que penden sobre el pueblo como una espada de Damocles: Reforma al Código de Trabajo, Reforma a la Ley de Seguridad Social.

El panorama económico luce desolador para la clase trabajadora y los sectores populares en el año que se aproxima, pero nunca es más oscuro que cuando va a amanecer. Podemos con organización y unidad hacer que esas nubes grises que oscurecen nuestro futuro generen la tormenta social que arrastre con quienes no se cansan de apretar la tuerca sin darse cuenta que de tanto apretarla se puede correr la rosca.

Preparémonos para encender la pradera llegado el momento.

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