Por Anthony Almonte
El Hospital Regional José María Cabral y Báez es el más
importante centro asistencial de la provincia de Santiago y de toda la región del Cibao desde su construcción
hace más de 50 años. En esto momento se encuentra en una remodelación que se
inicio el 24 de julio del 20013, el entonces encargado de la OISOE, Miguel
Pimental Kareh, junto a funcionarios locales, dieron un primer palazo para
anunciar la reconstrucción su reconstrucción. En ese acto se anunció la inversión de RD $1, 300,000 para adaptar el centro a las exigencias de los servicios de salud y
hacer una estructura resistente a sismos de magnitud considerable.
¿Cuáles son los principales problemas que afronta el Hospital José María Cabral y Báez?
El hospital
carece de las materias primas necesarias para dar
asistencia a los miles de pacientes que día tras días asisten a ser
tratados por un personal que debiera ser especializado en el área en la cual
brindan labor.
El 7 de
Octubre del presente año fue ingresado a la Sala de Emergencias de dicho
hospital con problemas renales, el señor Santiago Rodríguez Almonte, quien pasó 48 horas sentado en una silla de ruedas de su pertenencia porque el
hospital no tiene sillas para trasportar a los pacientes, mucho menos camillas. De esas 48 horas, solo una vez, a la 10 de
la noche del día siguiente, se acercó un
R3 para tomar los datos del paciente.
Lo que nunca falta en este hospital (o
carnicería) son aquellos internos que piensa que los pacientes son conejillos de India o ratas de laboratorio para ''experimentar'' sin supervisión de un
especialista o profesor capacitado, ahí es donde inicia la mala práctica con
los pacientes.
Como si fuera un cuento de hadas o una
película de ficción, los especialistas llegan,
no a ver la evolución de los pacientes, sino a dar cátedra de cómo se
hacen las práctica después que los internos hacen su mal desempeño durante la
noche.
Es
lamentable observar tantos jóvenes con deseos de ser médicos pero no para ayudar a las personas, solo van a
los hospitales a buscar una aprobación del Estado y poder ejercer su profesión como
galenos olvidándose del juramento hipocrático.
Es tiempo de poner el derecho a la salud por encima de los intereses individuales o colectivos de los médicos y los centros de salud. La salud no debe ser un negocio ni tratada como tal, la salud debe ser puesta al servicio de las personas y no las personas al servicio de los intereses económicos de individuos o grupos
Los servicios de salud deben ser de cobertura universal, públicos y gratuitos.
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