viernes, 6 de enero de 2017

La lucha de cañeros y cañeras a 71 años de la gran huelga azucarera de 1946


Siendo la ciudad de La Romana el lugar donde se encontraba el central azucarero más importante de la República Dominicana (el Central Romana) y debido, en cierta forma, a la influencia sindical proveniente del cercano San Pedro de Macorís, quedó constituida en esa localidad la Federación Local de La Romana.

La situación de los trabajadores de estas dos provincias era calificada por los dirigentes sindicales como penosa y alarmante; a niveles dramáticos llegaba el caso de los cortadores de caña a quienes se les pagaba 17 centavos por cada tonelada de caña cortada, además de los abusos y engaños a que eran sometidos por los pesadores de caña.

El 7 de enero de 1946, los obreros de La Romana organizados en la Federación Provincial del Trabajo y los de San Pedro de Macorís en la Federación Local se lanzan a una huelga por tiempo indefinido exigiendo aumento de salario y cumplimiento de la jornada laboral de 8 horas entre otras reivindicaciones.

Ante el rotundo éxito de la huelga que se extendió por más de una semana y que logró paralizar las provincias de la Región este del país, la dictadura de Trujillo procedió a negociar con los dirigentes sindicales. En la mesa de negociaciones representaban a los obreros: Mauricio Báez, Hernando Hernández, Justino José del Orbe, entre otros. La dictadura estaba representada por: Ramón Marrero Aristy, Jesús de Galíndez, el General Federico Fiallo y representantes de la West Indies Sugar Corporation.

Luego de tensas negociaciones la dictadura cedió y los obreros lograron entre otras reivindicaciones: un aumento general de salarios que en muchos casos sobrepasó el 100% del salario vigente en la época, el cumplimiento de las jornadas de trabajo de 8 horas y el pago de horas extras.


Al finalizar la huelga la dictadura de Trujillo inició una oleada represiva contra el movimiento sindical del este, varios de sus dirigentes fueron asesinados y otros tuvieron que asilarse en la embajada de México de donde salieron para el exilio.

Hoy, a 71 años de aquellas gloriosas jornadas de lucha, la más grande y representativa de la clase obrera en República Dominicana, las trabajadoras y los trabajadores de la caña sólo han cosechado amarguras de todo el azúcar producido para enriquecer a la burguesía nacional y extranjera y a quienes depredan el Estado. Después de haber dejado en los campos cañeros la juventud, la salud y hasta, a veces, sus extremidades, las personas que trabajaron los campos de caña tienen que mendigar una pensión como una limosna.

Pero la clase obrera tiene en las trabajadoras y los trabajadores de la caña, hoy como ayer, un ejemplo de de dignidad y de lucha que marca el paso al proletariado que habita esta media isla.

¡Gloria eterna a las trabajadoras y los trabajadores de la caña que con sus sacrificios y luchas allanaron y allanan el camino hacia la victoria de la clase obrera en República Dominicana!

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