Por Alfredo García
Me parece que la oposición política, una vez más, como en otros momentos importantes de nuestra historia, no está entendiendo el momento ni está a la altura de la oportunidad que se le presenta a la sociedad dominicana, y eso nos podría costar otra derrota y una prolongación de los males que afectan a nuestro pueblo.
No se ha comprendido lo que ha sucedido. No nos hemos detenido a reflexionar sobre qué ha causado que una convocatoria a protesta realizada por las mismas personas y organizaciones que habían convocado a cientos de protestas pírricas, haya movilizado esta vez al país político de todos los confines del territorio nacional; que haya logrado que organizaciones políticas de las más diversas ideologías y posiciones, hayan, voluntariamente y sin poner peros, asumido esa convocatoria y concentrado su militancia y recursos en un actividad que no era suya y no fue convocada por personas afines ni que les son simpáticas.
No entender eso, o malinterpretarlo, puede costarnos que al igual que en otras ocasiones, salgamos de esta coyuntura con la garganta inflamadas de gritar, pero sin nada en las manos.
Microgestos como el sucedido el mismo día de la marcha en el parque Independencia, cuando un ciudadano se subió a la Puerta del Conde a ondear, pese a las amenazas de los soldados que custodiaban allí, la bandera dominicana. Pero más importante: la reacción y la actitud de las masas desde abajo, apoyándolo y pidiéndole que no se bajara, es una clara señal de que este pueblo está preparado y desea ir a otra velocidad, a otro ritmo en esta lucha, que nuestra sociedad ya está harta de triunfos mediáticos que no se traducen en una mejoría de su vida cotidiana.
Ayer mismo leí un artículo de Rafael Chaljub Mejía que, elocuentemente titula: "Otra poblada", en alusión a lo sucedido en abril de 1984 y la denominación que a ese acontecimiento dio Juan Bosch para indicar que no pasaría de un simple desahogo, de una catarsis colectiva sin ninguna consecuencia... nos corresponde a nosotras y nosotros decidir si vamos a salir de esta como de todas las batallas anteriores solo con el cansancio y la derrota, o si nos ponemos a la altura del momento y agarramos el toro por los cuernos.
Lo he expresado antes, pero lo repito y amplío: El dilema en esta coyuntura es seguir haciendo lo mismo de siempre y obtener los mismos resultados, o cambiar de táctica, involucrar a los sectores populares y radicalizar la lucha y ver qué pasa.
Lo primero, no sé si requiera argumentación: los resultados están ahí ante todas y todos y son innegables e incambiables... Las luchas del pasado reciente, incluso las consideradas ''victoriosas'' como la del 4%E, han sido un fracaso, entendiendo que el objetivo de esa lucha no era que se asignara el 4% porque sí, porque así lo establece la ley, sino lograr una mejor educación. Casi un lustro después de esa ''victoria'' ¿hay alguien que se atreva a decir que tenemos hoy una mejor educación en el país? Por el contrario, lo que todas y todos percibimos y así lo confirman los estudios realizados por organismos internacionales es que seguimos estando MUY mal. Por lo tanto, la lucha por el 4%, es decir, por una mejor educación, NO logró su objetivo, por lo tanto, NO fue exitosa.
Seguimos con la cementera en Los Haiteses: de nuevo, tanto en esta como en la lucha por el 4%E, convergieron intereses empresariales encontrados para ayudar a su impacto mediático, que quedaron evidenciados en otras luchas como Barrick Gold y Loma Miranda, un tiempo después, al no contar con esa ''solidaridad'' de la burguesía mediática. Pero vayamos al fondo: la lucha contra La Cementera, no era la lucha contra La Cementera en Los haitises, es la lucha por la defensa y preservación del medio ambiente. ¿Puede alguien decir que hemos avanzado en la defensa y protección del medio ambiente en el país después de esa ''victoria''? Por el contrario, estamos mucho peor y las amenazas se han multiplicado: Barrick Gold, X-trata Nickel, Uni Gold en San Juan, sin mencionar el desmonte de nuestras cordilleras, el saqueo de nuestros ríos y montañas que han generado problemas como los atestiguados con las pasadas lluvias de noviembre. La lucha por la defensa del medio ambiente, por lo tanto, NO ha sido victoriosa.
De la lucha contra la corrupción ¿cabe decir algo? El corolario de luchas están ahí como testigos elocuentes del rosario de fracasos. Pese a todo lo antes mencionado, hay quienes no se les ocurre una mejor idea que repetir los mismo métodos, el mismo libreto, de forma acrítica e irreflexiva
Creo haber sustentado lo mejor que pude mi posición sobre la primera parte de mi publicación: "seguir haciendo lo mismo de siempre y obtener los mismos resultados'', vamos ahora con la segunda y más importante.
Mi propuesta es que, ante la innegable evidencia de que lo que se ha hecho anteriormente no ha logrado los objetivos buscados, debemos cambiar de táctica, explicando en qué, creo yo, que debe consistir ese cambio de táctica: ''involucrar a los sectores populares y radicalizar la lucha.''
Vamos con la primera parte de esa propuesta: Es innegable que la inmensa mayoría del pueblo dominicano, aquello que sabiamente Jorge Eliécer Gaitán denominó como el ''país nacional'', la ciudadanía común, no politizada ni organizada, en contraposición a lo que llamó ''país político'', la pequeña parte de la sociedad politizada y organizada, NO ha sido partícipe de esas luchas anteriormente mencionadas, entendiendo por la participación del país nacional no la participación de unas que otras personas de esa categoría, sino de forma colectiva y masiva.
Un cambio de táctica implicaría entonces sacar la protesta del país político y de un sector considerable de la clase media ilustrada e ''involucrar a los sectores populares'', involucrar esas masas no organizadas ni politizadas, asumir las demandas que mueven a esos sectores, ir a las comunidades levantando la demanda general del movimiento conjuntamente con las demandas específicas de esas comunidades y sectores, teniendo bien claro que los sectores empobrecidos y hambreados no son proclives a movilizarse por demandas abstractas que no entienden ni relacionan directamente con su situación de penurias.
El segundo componente de la propuesta que hago y el más importante: radicalizar la lucha. ¿Qué entiendo y qué quiero decir con radicalizar la lucha? Exactamente lo que sugiere la etimología de esa palabra: ir a la raíz, al fondo de los problemas que enfrentamos.
En el caso específico de la consigna del momento: la lucha por ''el fin de la impunidad y la corrupción'', ir a la raíz es entender con toda claridad que NO hay posibilidad real, lógica, razonable, de que las mafias que nos corroen se autopersigan, se autosancionen, que no hay NINGUNA posibilidad de que alguien ceda sus privilegios y aquello de lo que se beneficia sólo por la ''sanción moral de la sociedad'', y por tanto, salir de ese mal que nos aqueja implica sin rodeos plantearnos la tarea de salir de quienes practican, sustentan y hacen posible ese mal. La radicalización de la lucha implica , entonces, RUPTURA, ha de ser una táctica rupturista, que implica la salida del poder de esos sectores y quienes los sustentan.
¿Cómo desplazar del poder a esos sectores? sería ya otra pregunta que es extemporáneo responder sin antes acordar lo antes expuesto.
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