El primero de mayo se conmemora el día de la clase
obrera, no es ni puede ser una celebración hasta tanto las trabajadoras y los
trabajadores del mundo hayamos acabado con la explotación y opresión a nuestra clase y demás clases y
sectores oprimidos de la sociedad humana actual. Es más bien un día de
reflexión y para renovar el compromiso de desarrollar la lucha de clases para
derrotar a la burguesía y sus aliados y construir la sociedad socialista.
El primero de mayo fue elegido por el movimiento
obrero mundial, representado en el Congreso Obrero Socialista de la Segunda
Internacional, efectuado en la ciudad de París en 1889 para conmemorar a los mártires de Chicago
asesinados por los explotadores y sus lacayos en represalia a la gran huelga
del primero de mayo de 1886 en demanda de la instauración de la jornada de 8
horas.
Desde entonces, el
primero de mayo se ha convertido en el grito de guerra de la clase obrera para levantar
sus reivindicaciones inmediatas y reafirmarse en el objetivo estratégico:
acabar con la explotación y opresión burguesa como primer paso para acabar con
todo tipo de explotación y opresión en la sociedad humana. En la sociedad
actual, en que la lucha de clases ha sido abandonada, es el deber de las
asalariadas y los asalariados y toda
aquella persona que se considere ser revolucionaria, rectificar el camino y
retomar la lucha de clases contra la burguesía y sus aliados como su bandera
ideológica y desarrollar una práctica coherente
con ello.
Poner la lucha de
clases del proletariado al frente de toda lucha, ya sea en el terreno
económico, político o ideológico para devolverle su papel dirigente y de
vanguardia en la lucha por derrotar la explotación y opresión burguesas
imperantes y materializar la transformación de la sociedad actual en sociedad
socialista.
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