Este
Primero de mayo encuentra a la clase asalariada de República Dominicana quizá
en medio de la peor situación de su historia.
A
la situación habitual de explotación y miseria de la clase obrera en el país,
se le suman ahora otras grandes amenazas: la reforma al Código de Trabajo
Dominicano vigente, con la cual la burguesía dominicana, en complicidad con el
gobierno, pretende eliminar o disminuir los escasos derechos conquistados por
el proletariado durante décadas de lucha y resistencia, como la cesantía y la
licencia por maternidad, entre otras; la reclasificación de las pequeñas y
medianas empresas, con lo cual la burguesía pretende deprimir aún más los
sueldos de hambre que paga como salario mínimo, y por último, el maridaje
empresariado gobierno en el Comité Nacional de Salarios, que permite a los
primeros dilatar el urgente reajuste salarial para devolverle a la clase
asalariada aunque sea parte del poder adquisitivo perdido por la inflación y el
aumento de la presión fiscal para sostener a una burocracia presupuestívora,
corrompida e ineficiente.
Todo
estas amenazas acechan al proletariado dominicano mientras se encuentra
huérfano de sindicatos y direcciones sindicales clasistas y leales a los
intereses de sus representados, y a la vez, sin contar con la existencia de un
partido obrero revolucionario que lo oriente y dirija en la lucha por sus
intereses estratégicos.
Olvidada
por la mayoría de la izquierda, que se distrae en el circo electorero, buscando
recuperar el tiempo perdido tras la utopía, y pasarle factura con intereses a
la sociedad con cargo al erario, o se desvanece en las luchas policlasistas que
les traza la pequeña burguesía, de u momento a otro, de un lugar a otro de la
geografía nacional, la clase obrera en República Dominicana, recibe con
estoicismo los latigazos que le llueven desde la patronal y el Estado.
Para
quienes, como revolucionarios marxistas, no nos dejamos encantar por los cantos
de sirena de la bacanal electoral, ni entramos en combate con molinos de viento
confundidos con gigantes al son de la vocinglería pequeñoburguesa, la tarea
fundamental y urgente es organizar y educar a la clase obrera y devolverle al
quehacer revolucionario su contenido clasista.
La
clase obrera en el país está amenazada y asediada por la burguesía y sus
aliados, dentro y fuera del Estado, pero, la historia natural demuestra hasta
la saciedad que al acorralar a la presa se desata su mayor peligrosidad,
empujada al extremo, la clase asalariada en la República Dominicana está
obligada a reaccionar y defenderse con uñas y dientes.
Quienes
seguimos creyendo en la lucha de clases, estamos obligados provocar, aupar y
trabajar sin descanso para desatar la acción revolucionaria organizada en el
proletariado dominicano y acompañarlo en ese despertar y salto a la lucha: en
la lucha de clases, como en el ajedrez, la mejor defensa es el ataque.
La
clase obrera no tiene nada que perder en una revolución social, como no sean
sus cadenas, y tiene sin embargo, un mundo que ganar.
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La chispa es el medio de comunicación de la corriente
revolucionaria marxista.
Santiago, República
Dominicana. www.lachispard.blogspot.com
Redacción y distribución: Winston Rodríguez Radhamés Mendoza Fátima Pumarol Alfredo García
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