viernes, 1 de mayo de 2015

La clase obrera en el país está en jaque

Este Primero de mayo encuentra a la clase asalariada de República Dominicana quizá en medio de la peor situación de su historia.

A la situación habitual de explotación y miseria de la clase obrera en el país, se le suman ahora otras grandes amenazas: la reforma al Código de Trabajo Dominicano vigente, con la cual la burguesía dominicana, en complicidad con el gobierno, pretende eliminar o disminuir los escasos derechos conquistados por el proletariado durante décadas de lucha y resistencia, como la cesantía y la licencia por maternidad, entre otras; la reclasificación de las pequeñas y medianas empresas, con lo cual la burguesía pretende deprimir aún más los sueldos de hambre que paga como salario mínimo, y por último, el maridaje empresariado gobierno en el Comité Nacional de Salarios, que permite a los primeros dilatar el urgente reajuste salarial para devolverle a la clase asalariada aunque sea parte del poder adquisitivo perdido por la inflación y el aumento de la presión fiscal para sostener a una burocracia presupuestívora, corrompida e ineficiente.

Todo estas amenazas acechan al proletariado dominicano mientras se encuentra huérfano de sindicatos y direcciones sindicales clasistas y leales a los intereses de sus representados, y a la vez, sin contar con la existencia de un partido obrero revolucionario que lo oriente y dirija en la lucha por sus intereses estratégicos.

Olvidada por la mayoría de la izquierda, que se distrae en el circo electorero, buscando recuperar el tiempo perdido tras la utopía, y pasarle factura con intereses a la sociedad con cargo al erario, o se desvanece en las luchas policlasistas que les traza la pequeña burguesía, de u momento a otro, de un lugar a otro de la geografía nacional, la clase obrera en República Dominicana, recibe con estoicismo los latigazos que le llueven desde la patronal y el Estado.

Para quienes, como revolucionarios marxistas, no nos dejamos encantar por los cantos de sirena de la bacanal electoral, ni entramos en combate con molinos de viento confundidos con gigantes al son de la vocinglería pequeñoburguesa, la tarea fundamental y urgente es organizar y educar a la clase obrera y devolverle al quehacer revolucionario su contenido clasista.

La clase obrera en el país está amenazada y asediada por la burguesía y sus aliados, dentro y fuera del Estado, pero, la historia natural demuestra hasta la saciedad que al acorralar a la presa se desata su mayor peligrosidad, empujada al extremo, la clase asalariada en la República Dominicana está obligada a reaccionar y defenderse con uñas y dientes.

Quienes seguimos creyendo en la lucha de clases, estamos obligados provocar, aupar y trabajar sin descanso para desatar la acción revolucionaria organizada en el proletariado dominicano y acompañarlo en ese despertar y salto a la lucha: en la lucha de clases, como en el ajedrez, la mejor defensa es el ataque.

La clase obrera no tiene nada que perder en una revolución social, como no sean sus cadenas, y tiene sin embargo, un mundo que ganar.


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Redacción y distribución: Winston Rodríguez  Radhamés Mendoza  Fátima Pumarol  Alfredo García

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