jueves, 1 de octubre de 2015

La esquina de la cultura

                Partido Comunista 

Poema de Pablo Neruda



Ése fue su nombre. 
Fue grande la lucha. Cayeron
como buitres los dueños del oro. 

Combatieron con la calumnia. 
"Este Partido Comunista 
está pagado por el Perú, 
por Bolivia, por extranjeros".
Cayeron sobre las imprentas, 
adquiridas gota por gota 
con sudor de los combatientes, 
y las atacaron quebrándolas, 
quemándolas, desparramando 
la tipografía del pueblo.


Entonces, los empresarios 
norteamericanos e ingleses,
sus abogados, senadores, 
sus diputados, presidentes, 
vertieron la sangre en la arena,
acorralaron, amarraron, 
asesinaron nuestra estirpe,
dejaron junto a los senderos 
de la inmensa pampa amarilla 
cruces de obreros fusilados, 
cadáveres amontonados 
en los repliegues de la arena.


Una vez, en la costa, 
hicieron venir a los hombres 
que pedían escuela y pan. 
Allí confundidos, cercados
en un patio, los dispusieron para la muerte.


 Dispararon
con silbante ametralladora, 
con fusiles tácticamente
dispuestos, sobre el hacinado 
montón de dormidos obreros.
La sangre llenó como un río 
la arena pálida,
y allí está la sangre caída, 
ardiendo aún sobre los años 
como una corola implacable.


Pero sobrevivió la resistencia. 
La luz organizada por las manos, las banderas rojas 
fueron desde las minas a los pueblos, 
fueron a las ciudades y a los surcos, 
rodaron con las ruedas ferroviarias, 
asumieron las bases del cemento, 
ganaron calles, plazas, fábricas abrumadas por el polvo, 
llagas cubiertas por la primavera:
todo cantó y luchó para vencer 
en la unidad del tiempo que amanece.


Cuánto ha pasado desde entonces. 
Cuánta sangre sobre la sangre, 
cuántas luchas sobre la tierra.
Horas de espléndida conquista, 
triunfos ganados gota a gota, 
calles amargas, derrotadas, 
zonas oscuras como túneles,
traiciones que parecían 
cortar la vida con su filo,
represiones armadas de odio, 
coronadas militarmente.


Parecía hundirse la tierra.


Pero la lucha permanece.

HUMOR

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