La
voracidad de los patrones dominicanos al buscar despojar a la clase obrera del
país de los pocos derechos que posee en la actualidad, con la excusa de reformar el Código de
Trabajo, representa a la vez una gran oportunidad para que los asalariados y
asalariadas nos unamos y nos organicemos.
Esta
amenaza que acecha a la clase obrera dominicana podemos convertirla en una
pesadilla para nuestros enemigos de clase, si, con inteligencia, paciencia y
astucia, aprovechamos el escenario creado por nuestros explotadores para acumular
fuerzas, compartir experiencias y crear una sólida organización de trabajadoras
y trabajadores.
La clave
consiste en no dejarnos confundir con luchas y discusiones sobre asuntos que en
nada aportan a la unidad de los explotados y explotadas, y concentrarnos en
unificarnos bajo la consigna actual de la defensa de los derechos laborales
contenidos en el Código de Trabajo, tales como la cesantía, el preaviso y el
fuero sindical.
Los
patrones pretenden confundirnos y dividirnos con el caramelo envenenado de que
los derechos antes mencionados seguirán vigentes para quienes están actualmente
empleados, y que sólo afectará a los nuevos empleados contratados por ellos,
pero, cualquiera de nostros podría en el futuro cambiar de empleador y ser para
el caso, una persona con nuevo contrato.
La lucha
debe ser por los intereses actuales y futuros de la clase obrera completa, no
sólo por los asalariados y asalariadas actuales de nuestro país.
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