Autocrítica ( poema anónimo)
Los falsos intelectuales de izquierda no se
bañaron esta mañana
y sudorosos y sedientos, indefensos y hediondos,
insistieron en repartir sus octavillas a los intelectuales de derecha y algunos
otros estudiantes que buscaban sus nombres entre la lista de aplazados.
Los
falsos intelectuales de izquierda,
esta mañana luego de comer sus corn-flakes,
se montaron en los carros de papá
y junto con algunos otros amigos empezaron a
repartir hojitas en las calles,
donde un lenguaje que sólo ellos entendían
llamaba al pueblo a sublevarse,
porque es muy fácil estar full-time en rebelión
cuando se tiene el estómago lleno
y las caries y el hambre son de los otros,
lejanos y cercanos,
pero siempre prendidos como el aire.
Los
falsos intelectuales de izquierda,
esos que hacen la revolución en sus tazas de
café,
mientras los días transcurren y se mueren,
sin pedirle a nadie permiso,
o
simplemente amarillos como los pergaminos languidecen en sodas y bares
o
restaurantes, haciendo la revolución ante un chop-suey,
soñando ser los fideles
castro o los chees guevara de bolsillo.
Los
falsos intelectuales de la izquierda,
ligeros como un ascensor, haciendo versos
para agradar al partido
o angustiándose de pronto porque la noche apenas llega
y en el día no hicieron nada por la revolución.
HUMOR
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