La izquierda dominicana casi siempre va a la zaga de la historia cuando no
siguiendo un ritmo que no es el suyo, raras veces ha actuado en sintonía con la
realidad y el momento histórico que le toca vivir, y eso ha provocado su escaso
crecimiento y desarrollo. Podríamos decir que durante las dos décadas que
siguieron a la caída de la dictadura de Trujillo en que la izquierda, o una
parte significativa de ella, se valió de los métodos de lucha que requería cada
momento: lucha legal abierta y participación electoral en 1962; lucha amada y/o
clandestina de 1963 a 1978; lucha legal y participación electoral entre 1978 a
1982. A partir de mediados de la década de los 80, la izquierda dominicana se
pierde en los vericuetos de la historia.
Después de la revuelta popular de 1984, la izquierda dominicana pierde la
brújula, y, sin haber sembrado, sueña con cosechar los frutos de una repetición
de la guerra de
abril de 1965, sin entender el momento histórico y la realidad objetiva y
subjetiva del pueblo dominicano. La izquierda desdeña la lucha legal abierta y
vuelve al plano conspirativo y clandestino pero esta vez mientras impera un
ambiente propicio para la lucha legal abierta.
Es importante señalar que las experiencias de lucha legal abierta no procuraron acercarse, educar ni organizar
a los sujetos que podrían dar sustento a un programa revolucionario de carácter
socialista, los mayores esfuerzos se hicieron entre estudiantes, profesionales
y campesinos, no entre el escaso pero creciente proletariado.
Es para mediados de la década de los 90 cuando la izquierda se enfoca nueva
vez en la vía electoral, pero no como fruto de la
reflexión y la dinámica de actividad política local del país, sino como
calco de la experiencia haitiana de 1991 que logró llevar al gobierno a Jean
Bertrand Aristide, un sacerdote militante de la teología de la liberación. Esta
nueva fase de participación electoral se hace ya levantando programas y
consignas reformistas de corte populista y renegando del marxismo y el
socialismo para “no asustar a las masas y serles más atractivos” a la hora de
buscar los votos.
Durante las últimas dos décadas, la izquierda dominicana en su gran mayoría
descuidó el poco trabajo e incidencia que tenía entre los sectores populares y
concentró los escasos recursos y militantes en el trabajo electoral, que sólo
ha servido para crear más división y atomización aportando muy pocas o ninguna
ganancia.
Después de 22 años de jugarle “todo o nada” a la lucha electoral, la
izquierda dominicana se encuentra en peor situación de lo que estaba 1994: es más pequeña, más débil y, sobre
todo, goza de menos credibilidad y simpatías entre las masas populares que
deberían ser su base.
Dos décadas es tiempo más que suficiente para demostrar que la vía
electoral con un discurso y programa reformista populista no ha servido para
acercar la izquierda al poder, sino para desarmarla y debilitarla llevándola
casi a la desaparición.
Es hora de que las mujeres y hombres que anhelan y quieren trabajar por
cambios estructurales enderecen el timón de la lucha política y la encaucen hacia
la lucha de clases y por el socialismo.
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La chispa es el medio de comunicación del
Partido Comunista.
Santiago, República Dominicana.
www.lachispard.blogspot.com
Redacción : Winston Rodríguez Radhamés
Mendoza Fátima
Pumarol Alfredo
García
Muy buen articulo. Los comunistas marxistas de la Republica Dominicana tenemos que construir un nuevo partido comunista para los pobres de la Republica Dominicana, con un programa marxista. Gracis
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