miércoles, 1 de junio de 2016

La izquierda dominicana y las elecciones

La izquierda dominicana casi siempre va a la zaga de la historia cuando no siguiendo un ritmo que no es el suyo, raras veces ha actuado en sintonía con la realidad y el momento histórico que le toca vivir, y eso ha provocado su escaso crecimiento y desarrollo. Podríamos decir que durante las dos décadas que siguieron a la caída de la dictadura de Trujillo en que la izquierda, o una parte significativa de ella, se valió de los métodos de lucha que requería cada momento: lucha legal abierta y participación electoral en 1962; lucha amada y/o clandestina de 1963 a 1978; lucha legal y participación electoral entre 1978 a 1982. A partir de mediados de la década de los 80, la izquierda dominicana se pierde en los vericuetos de la historia.

Después de la revuelta popular de 1984, la izquierda dominicana pierde la brújula, y, sin haber sembrado, sueña con cosechar los frutos de una repetición de la guerra de
abril de 1965, sin entender el momento histórico y la realidad objetiva y subjetiva del pueblo dominicano. La izquierda desdeña la lucha legal abierta y vuelve al plano conspirativo y clandestino pero esta vez mientras impera un ambiente propicio para la lucha legal abierta.

Es importante señalar que las experiencias de lucha legal abierta  no procuraron acercarse, educar ni organizar a los sujetos que podrían dar sustento a un programa revolucionario de carácter socialista, los mayores esfuerzos se hicieron entre estudiantes, profesionales y campesinos, no entre el escaso pero creciente proletariado.

Es para mediados de la década de los 90 cuando la izquierda se enfoca nueva vez en la vía electoral, pero no como fruto de la

reflexión y la dinámica de actividad política local del país, sino como calco de la experiencia haitiana de 1991 que logró llevar al gobierno a Jean Bertrand Aristide, un sacerdote militante de la teología de la liberación. Esta nueva fase de participación electoral se hace ya levantando programas y consignas reformistas de corte populista y renegando del marxismo y el socialismo para “no asustar a las masas y serles más atractivos” a la hora de buscar los votos.

Durante las últimas dos décadas, la izquierda dominicana en su gran mayoría descuidó el poco trabajo e incidencia que tenía entre los sectores populares y concentró los escasos recursos y militantes en el trabajo electoral, que sólo ha servido para crear más división y atomización aportando muy pocas o ninguna ganancia.

Después de 22 años de jugarle “todo o nada” a la lucha electoral, la izquierda dominicana se encuentra en peor situación de lo que estaba  1994: es más pequeña, más débil y, sobre todo, goza de menos credibilidad y simpatías entre las masas populares que deberían ser su base.

Dos décadas es tiempo más que suficiente para demostrar que la vía electoral con un discurso y programa reformista populista no ha servido para acercar la izquierda al poder, sino para desarmarla y debilitarla llevándola casi a la desaparición.

Es hora de que las mujeres y hombres que anhelan y quieren trabajar por cambios estructurales enderecen el timón de la lucha política y la encaucen hacia la lucha de clases y por el socialismo.


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Redacción : Winston Rodríguez      Radhamés Mendoza      Fátima Pumarol      Alfredo García

1 comentario:

  1. Muy buen articulo. Los comunistas marxistas de la Republica Dominicana tenemos que construir un nuevo partido comunista para los pobres de la Republica Dominicana, con un programa marxista. Gracis

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