El tema del aborto es uno de eso temas
controversiales que suelen abordarse con mucha pasión por las personas de una u
otra opinión, casi siempre desde una perspectiva ideológica, ya sea religiosa o
política.
El trato que se le da a este tema desde
el Estado dominicano está claramente influenciado por la ideología religiosa
predominante y refleja el poder que durante siglos ha tenido la iglesia
católica en los asuntos públicos, y en la actualidad, por la emergente
influencia de las iglesias evangélicas.
El tema aborto es un asunto de salud
pública, sin dudas, pues cientos de vidas se pierden anualmente por la
interrupción inadecuada de embarazos no deseados, además de situaciones en que
el embarazo mismo pone en peligro la vida de la madre.
Pero nuestra opinión es que el aborto es
un asunto esencialmente moral pues implica algo tan vital como la posibilidad
de una persona poder decidir que hacer sobre algo que afectará su vida
física y como integrante de la sociedad.
La decisión sobre algo que sólo
afectará a la persona que lo experimenta y que no implica daño alguno a
terceros ni a la sociedad, debe recaer sobre esa persona y sobre nadie más.
Bajo ninguna excusa debe la sociedad
imponer a sus integrantes decisiones que impacten únicamente la vida de una
persona determinada.
En el caso del aborto, es la mujer que
experimenta un embarazo quien debe decir de acuerdo a sus concepciones morales
y la conveniencia de acuerdo a su plan de vida si lleva hasta el fin o no un
embarazo.
El derecho de las mujeres a decir si
interrumpen o no un embarazo, por las razones que sean, no implica que
obligación de abortar para todas las mujeres embarazadas. La actual penalización
del aborto, por el contrario, sí obliga a concluir un embarazo a todas las
mujeres, lo deseen o no, les convenga o no.
Siendo así, el actual ordenamiento
jurídico impone a las mujeres una decisión de índole moral que no compete más
que a las mujeres que experimenten o podrían experimentar un embarazo.
Desde el Partido Comunista apoyamos el
derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y propugnamos por un orden
social que respete la libertad de las personas a decir por si mismas sobre
aquellos aspectos de su vida que no impliquen daños a terceros.
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