martes, 1 de noviembre de 2016

La lucha por el derecho a la tierra ayer y hoy


La tierra es la base de toda economía pues de ella provienen todos los productos que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades como seres humanos, es por ello que el control de la tierra es el génesis de los conflictos sociales y económicos de la humanidad. La tierra no es sólo el medio de producción fundamental, es también el lugar donde estamos obligados a habitar, de ahí su gran importancia por la dualidad de ser el lugar en que habita nuestra corporeidad y medio imprescindible para el sostenimiento de nuestras vidas.

El derecho al uso de la tierra para satisfacer nuestras necesidades, y entre ellas, el derecho a un lugar donde vivir, es un derecho inalienable de todo ser viviente. Es precisamente la posesión de la tierra lo que ha permitido a unas personas explotar el trabajo de otras y con ello desencadenado la lucha de clases.

La lucha por la tierra  ha comprendido en los últimos siglos la lucha del campesinado por el derecho a explotar la tierra para satisfacer sus necesidades. En nuestro país el símbolo de esa lucha ha sido la lideresa campesina Florinda Soriano, mejor conocida como Mamá Tingó, asesinada un 3 de noviembre de 1974. Ha habido luchas recientes con más o menos impacto, pero igual de legítimas que aquella que encabezó Mamá Tingó.

En las últimas décadas, fruto de la despoblación de las zonas rurales del país debido a la emigración forzada del campesinado pobre hacia las ciudades o hacia el exterior, las luchas del campesinado sin tierra son menos comunes, sin embargo, esa lucha no se ha detenido, sino que se ha transformado: ahora ese mismo campesinado emigrante que se asienta en las villas miserias de las grandes ciudades, luchan contra los desalojos que les quieren negar el derecho a unos cuantos metros de tierra donde mal vivir.

Es una lucha ancestral y que no tiene salida dentro del marco de una organización de la sociedad basada en la propiedad privada de los medios de producción, y especialmente, de la tierra. La única solución real al problema del aprovechamiento desigual de la tierra y sus riquezas, es la nacionalización de la misma, esto es, que la tierra vuelva a ser propiedad colectiva de todas y todos, y que su explotación se haga de manera organizada y planificada por la sociedad organizada.

Desde el Partido Comunista planteamos y luchamos por la nacionalización de la tierra como nuestro principal eje programático.

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