domingo, 2 de agosto de 2015

La competitividad del CONEP

El capitalismo es un sistema económico salvaje en donde predomina la ley  “del más fuerte sobrevive”. La lucha y competencia se da en todos sus estratos: en las filas del proletariado, donde se compite por las plazas de trabajo, y entre los capitalistas, quienes se luchan por mayor participación en el mercado.

Según el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), el actual Código Laboral presenta una  falta de flexibilidad que les impide ser competitivos en un mercado mundial bastante dinámico. Este argumento es utilizado para promover su nefasta reforma laboral. Éstos pretenden, como siempre, a expensas de la explotación del trabajador, elegir las mejores estrategias de mercado que les permita competir con las empresas de otros países. Ahora bien, ¿a qué se refiere el CONEP cuando habla de competitividad?

En años recientes hemos sido testigos de las emigraciones de las grandes multinacionales norteamericanas y europeas a territorios del este asiático y África, en donde las condiciones laborales son totalmente deplorables: sobre explotación, falta de derechos laborales y salarios de miseria. Estas condiciones hacen reducir considerablemente los costos de producción y por tanto  les permiten ser más competitivos en el mercado mundial, de ahí que estos territorios sean destinos predilectos de las multinacionales.

En su texto “Hacia una reforma laboral que promueva el empleo formal”, la burguesía nacional  plantea que se deben tomar decisiones para convertir en realidad los objetivos establecidos en la Estrategia Nacional de Desarrollo, las cuales deberán reflejarse en grandes pactos nacionales. Lo que no mencionan es que estas difíciles decisiones a tomar, recaen sobre los intereses inmediatos del proletariado dominicano.

La competitividad por la que aboga la burguesía trae consigo medidas tales como: limitar la cesantía a un tope de hasta 3 años y un límite a la base de cálculo de hasta 4 salarios cotizables de la Seguridad Social; ampliar las causales de despido de empleados; modificar el período de prueba para un nuevo empleado para que sea de 6 meses y reducir el período de tiempo para recontratarlos, flexibilización de la jornada laboral. Y así, muchas más medidas que golpean la ya deteriorada calidad de vida del obrero. Eso sí, todo esto “con el interés de crear empleos y aportar al desarrollo del país.”

Dichas medidas responden nuestra interrogante inicial. Ser competitivos para  el CONEP es explotar mano de obra asalariada con la misma intensidad y en las mismas condiciones laborales en  que lo hace el capital internacional.

Esta situación encuentra al proletariado en sus  niveles más bajos de organización, con sindicatos colaboracionistas, dispuestos a pactar con la burguesía y un Estado, que como todo apunta, apoyará la reforma pretendida.

Ante todo esto, solo nos queda empezar el proceso de organización sindical y política para luchar por salarios dignos y nuestros derechos laborales. De frente tenemos el camino histórico que el capitalismo como modelo económico, nos ha asignado: la lucha de clases.

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